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Una habitación para Dios.

Salomón edificó una magnifica casa para Dios, si lo valoráramos hoy valdría muchos millones de dólares, una vez terminado el templo, se dedicó con muchos sacrificios de animales, y lo más sorprendente es que Dios llenó el templo con su gloriosa presencia. Lo interesante ahora es que, según el nuevo testamento, cada uno de nosotros somos ese templo que él quiere llenar, él dijo en Isaías 66:1 “El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”. Dios quiere llenarnos con su presencia y habitar siempre en nosotros, lo que pide es que seamos personas que nos sometemos a su voluntad con servidores suyos y que aprendamos de su palabra. 


Oración:


Padre gracias porque a pesar de mi debilidad tú me aceptas y decides estar conmigo. Sé que tú no necesitas nada porque lo tienes todo, pero buscas habitar en personas arrepentidas y que estén dispuestas a honrarte. Gracias por que ahora soy esa habitación donde tú vives. En Cristo Jesús, Amén.


Ayuno:


¿Cómo puedes hoy aliviar la carga de alguien? Este es también el ayuno que a Dios le agrada. ¿Puedes hoy ayudar a tus papás como nunca antes lo habías hecho? ¿Puedes ser un esposo ejemplar al consentir a tu esposa con lo que más le gusta, un viaje, salir de compras, una tarde de salón? ¿O ser una esposa que celebre lo que tu esposo hace por ti y tu familia?


1 Reyes 8:1-10 NTV


Entonces Salomón mandó llamar a los ancianos de Israel y a todos los jefes de las tribus —los líderes de las familias patriarcales de los israelitas— para que fueran a Jerusalén. Ellos debían trasladar el arca del pacto del SEÑOR desde su sitio en la Ciudad de David, también conocida como Sion, hasta el templo. Así que todos los hombres de Israel se reunieron ante el rey Salomón durante el Festival de las Enramadas, que se celebra anualmente a comienzos del otoño, en el mes de etanim. Una vez que estaban presentes todos los ancianos de Israel, los sacerdotes levantaron el arca.


Los sacerdotes y los levitas trasladaron el arca del SEÑOR, junto con la carpa especial y todos los objetos sagrados que había en ella. Delante del arca, el rey Salomón y toda la comunidad de Israel sacrificaron ovejas, cabras y ganado, ¡en tal cantidad que fue imposible llevar la cuenta! Luego los sacerdotes llevaron el arca del pacto del SEÑOR al santuario interior del templo —el Lugar Santísimo— y la colocaron bajo las alas de los querubines. Los querubines extendían sus alas por encima del arca y formaban una especie de cubierta sobre el arca y las varas para transportarla.


Estas varas eran tan largas que los extremos podían verse desde el Lugar Santo, que está delante del Lugar Santísimo, pero no desde afuera; y allí permanecen hasta el día de hoy. Lo único que había dentro del arca eran las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en el monte Sinaí, donde el SEÑOR hizo un pacto con los israelitas cuando partieron de la tierra de Egipto. Al salir los sacerdotes del Lugar Santo, una densa nube llenó el templo del SEÑOR.

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