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Un testimonio de amor.

Así como los niños aprenden más del ejemplo que les damos que de nuestras palabras, así muchos son los que conocerán a Dios más por el amor que mostramos con nuestro prójimo que por nuestros discursos, nuestras acciones dicen mucho más del Dios que vive en nuestro interior. Son varias las personas que Dios ha levantado y dado gracia para que a través de ellos multitudes conozcan las buenas nuevas, muchos de esos líderes conocieron de Dios por el testimonio de uno solo que se tomó el tiempo para compartirles. Dios nos usa a todos de formas únicas y maravillosas, nadie es más ni menos importante delante de sus ojos, Dios no tiene favoritos. Dios ve solo el interior de nuestro corazón.


Oración:


Señor dame un espíritu de valentía para compartir mi testimonio con todos los que lo necesiten, deseo que otros puedan conocerte y tengan un encuentro intimo contigo, porque solo tu Jesús eres el pan de vida que todos necesitamos. No hay nadie como tú. En Cristo Jesús. Amén.


Ayuno:


¿Podrías compartir con alguien de los alimentos que tal vez no estás consumiendo hoy? ¿Qué tal si en lugar de pagar por una comida cara, comes en casa con un amigo al que le puedas compartir el amor de Jesús? Si sales a comer, ¿Te imaginas lo que el mensaje de “Jesús pagó” podría hacer por alguien por quien pagaras la cuenta del restaurante?


Juan 12:12-19 NTV


Al día siguiente, la noticia de que Jesús iba camino a Jerusalén corrió por toda la ciudad. Una gran multitud de visitantes que habían venido para la Pascua tomaron ramas de palmera y salieron al camino para recibirlo. Gritaban: «¡Alabado sea Dios! ¡Bendiciones al que viene en el nombre del SEÑOR! ¡Viva el Rey de Israel!». Jesús encontró un burrito y se montó en él; así se cumplió la profecía que dice: «No temas, pueblo de Jerusalén. Mira, tu Rey ya viene montado en la cría de una burra».


Sus discípulos no entendieron en ese momento que se trataba del cumplimiento de la profecía. Solo después de que Jesús entró en su gloria, se acordaron de lo sucedido y se dieron cuenta de que esas cosas se habían escrito acerca de él. Muchos de la multitud habían estado presentes cuando Jesús llamó a Lázaro de la tumba y lo resucitó de los muertos, y se lo habían contado a otros. Por eso tantos salieron a recibir a Jesús, porque habían oído de esa señal milagrosa. Entonces los fariseos se dijeron unos a otros: «Ya no hay nada que podamos hacer. ¡Miren, todo el mundo se va tras él!».

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