Dios siempre está hablándonos en diversas maneras, en esta historia lo hizo con una voz audible, quizá la mayoría de nosotros no ha escuchado una voz audible como Samuel, pero todos los seguidores de Jesús en algún momento hemos sentido o sentiremos que Dios nos habla. Dios habla hoy de muchas maneras, recordemos que Él es la persona más creativa que existe. Dios nos puede hablar a través de otra persona, nos puede hablar en el recuerdo de algún versículo que leímos y que se aplica al momento preciso, nos habla en nuestros pensamientos guiándonos a toda verdad, etc. Samuel al inicio no reconocía la voz de Dios, pero Elí que llevaba años escuchando Su voz y entablando conversaciones con Dios durante mucho más tiempo pudo entender que era Dios quien llamaba a Samuel. Mientras más tiempo pases en la presencia de Dios, mejor reconocerás Su voz. Algo clave para reconocer Su voz es leer la Biblia, la palabra de Dios escrita. Dios no se va a contradecir en su palabra y siempre nos instruirá con claridad para dirección, ánimo, consuelo o instrucción. Después de todo, los seguidores de Jesús reconocemos su voz y la seguimos (Juan 10:27).
Oración:
Señor, gracias por hablarme en los momentos en los que lo necesito. Te pido que me des un corazón sensible a tu voz en todo tiempo, quiero ser un seguidor tuyo que reconoce tu voz siempre. En el nombre de Jesús, Amén.
Ayuno:
Recuerda que, al abstenernos de alimentos buscamos hacer la voluntad de Dios y no la nuestra. “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Mateo 4: 4
Lo más importante al ayunar es tener una actitud humilde y sincera con Dios. Acompaña tu ayuno con tiempos de oración, alabanza y lectura de la Biblia. Baja el ritmo, ten tiempos a solas con Dios.
1 Samuel 3:1-21 NTV
Mientras tanto, el niño Samuel servía al SEÑOR ayudando a Elí. Ahora bien, en esos días los mensajes del SEÑOR eran muy escasos y las visiones eran poco comunes. Una noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había acostado. La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba dormido en el tabernáculo cerca del arca de Dios. De pronto el SEÑOR llamó: —¡Samuel! —Sí —respondió Samuel—. ¿Qué quiere? Se levantó y corrió hasta donde estaba Elí. —Aquí estoy. ¿Me llamó usted? —Yo no te llamé —dijo Elí—. Vuelve a la cama. Entonces, Samuel se volvió a acostar. Luego, el SEÑOR volvió a llamar: —¡Samuel! Nuevamente Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí. —Aquí estoy. ¿Me llamó usted? —Yo no te llamé, hijo mío —respondió Elí—.
Vuelve a la cama. Samuel todavía no conocía al SEÑOR, porque nunca antes había recibido un mensaje de él. Así que el SEÑOR llamó por tercera vez, y una vez más Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí. —Aquí estoy. ¿Me llamó usted? En ese momento Elí se dio cuenta de que era el SEÑOR quien llamaba al niño. Entonces le dijo a Samuel: —Ve y acuéstate de nuevo y, si alguien vuelve a llamarte, di: “Habla, SEÑOR, que tu siervo escucha”. Así que Samuel volvió a su cama. Y el SEÑOR vino y llamó igual que antes: —¡Samuel! ¡Samuel! Y Samuel respondió: —Habla, que tu siervo escucha. Entonces el SEÑOR le dijo a Samuel: —Estoy por hacer algo espantoso en Israel. Llevaré a cabo todas mis amenazas contra Elí y su familia, de principio a fin. Le advertí que viene juicio sobre su familia para siempre, porque sus hijos blasfeman a Dios y él no los ha disciplinado.
Por eso juré que los pecados de Elí y los de sus hijos jamás serán perdonados ni por medio de sacrificios ni ofrendas. SEÑOR Entonces Samuel se quedó en la cama hasta la mañana; luego se levantó y abrió las puertas del tabernáculo, como de costumbre. Tenía miedo de contarle a Elí lo que el SEÑOR le había dicho. Pero Elí lo llamó: —Samuel, hijo mío. —Aquí estoy —respondió Samuel. —¿Qué te dijo el SEÑOR? Dímelo todo. ¡Y que el SEÑOR te castigue, y aun te mate, si me ocultas algo! Entonces Samuel le contó todo a Elí; no le ocultó nada. —Es la voluntad del SEÑOR —respondió Elí—. Que él haga lo que mejor le parezca. El SEÑOR estaba con Samuel mientras crecía, y todo lo que Samuel decía se cumplía. Entonces todo Israel, desde Dan en el norte hasta Beerseba en el sur, supo que Samuel había sido confirmado como profeta del SEÑOR. El SEÑOR siguió apareciéndose en Silo y le daba mensajes a Samuel allí en el tabernáculo.
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