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Un buen día para comenzar.

Actualizado: 16 ene

El pasaje muestra como el pueblo de Israel no se movía a menos que la presencia de Dios se moviera (v. 36, 37). Todos estamos invitados a vivir de esta manera diariamente, experimentando la presencia de Dios con poder. Si bien Moisés erigió el tabernáculo el primer día del año y quizá una que otra vez te has propuesto algo y te dices a ti mismo “este año” o “el lunes” o “ahora que tenga equis cosa lo voy a hacer”, pero todos los días son un buen día para comenzar, en este caso, para retomar el hábito de buscar a Dios y establecer una relación con Él. Ahora mismo estamos tomando este paso como iglesia, y que grandioso sería que todos continuáramos este hábito: agradeciendo a Dios por el acceso que tenemos a su presencia y pidiendo su dirección en cada área de nuestra vida. Haz espacio en tu agenda todos los días hasta que se vuelva un hábito y seguramente te sorprenderás de todos los beneficios que conlleva ser intencional en la búsqueda de Su presencia. 


Oración: 


Padre, gracias por dejarme entrar a tu presencia, gracias porque me estás recordando que deseas una relación conmigo. Ayúdame a seguir cada día de mi vida buscándote y a depender totalmente de ti tal como se ve en este pasaje, quiero seguirte siempre. En el nombre de Jesús, Amén.


Ayuno:


Un estilo de vida “ayunada” o que se abstiene para cumplir la voluntad y los propósitos de Dios, podría también tomar otro rostro. No necesariamente dejar de comer, pero visitar al enfermo en el hospital, o a la persona que está en la cárcel o en gran necesidad. Mostrar el amor de Jesús a otros es también una manera de ver el “Ayuno que Dios quiere” (Isaías 58:6, 7).


16 Moisés hizo todo lo que el Señor le había ordenado. 17 Así que el tabernáculo fue armado el primer día del primer mes del segundo año. 18 Moisés levantó el tabernáculo: primero situó las bases, encajó los soportes, fijó los travesaños y colocó los postes. 19 Luego extendió las cubiertas sobre el armazón del tabernáculo y puso las capas protectoras encima, tal como el Señor le había ordenado.


Éxodo 40:16-38 NTV


20 Entonces tomó las tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto y las puso[a] dentro del arca. Después sujetó al arca las varas para transportarla y a la tapa del arca—el lugar de la expiación—la colocó encima. 21 Luego llevó el arca del pacto dentro del tabernáculo y colgó la cortina interior para protegerla de la vista, tal como el Señor le había ordenado.

22 Después Moisés ubicó la mesa en el tabernáculo, en el lado norte del Lugar Santo, justo fuera de la cortina interior; 23 y acomodó sobre la mesa el pan de la Presencia delante del Señor, tal como el Señor le había ordenado.


24 Luego puso el candelabro en el tabernáculo, en dirección opuesta a la mesa, en el lado sur del Lugar Santo. 25 Entonces encendió las lámparas en la presencia del Señor, tal como el Señor le había ordenado. 26 También puso en el tabernáculo el altar de oro para el incienso, en el Lugar Santo, delante de la cortina interior; 27 y quemó el incienso aromático sobre el altar, tal como el Señor le había ordenado.


28 Después colgó la cortina a la entrada del tabernáculo, 29 y ubicó el altar de las ofrendas quemadas cerca de la entrada del tabernáculo. Entonces presentó una ofrenda quemada y una ofrenda de grano sobre el altar, tal como el Señor le había ordenado.


30 Luego Moisés instaló el lavamanos entre el tabernáculo y el altar, y lo llenó de agua para que los sacerdotes pudieran lavarse. 31 Moisés, Aarón y los hijos de Aarón sacaban agua del lavamanos para lavarse las manos y los pies. 32 Se lavaban cada vez que se acercaban al altar o entraban al tabernáculo, tal como el Señor le había ordenado a Moisés.


33 Después Moisés colgó las cortinas que daban forma al atrio que rodea el tabernáculo y el altar. Por último levantó la cortina en la entrada del atrio. Así por fin terminó Moisés el trabajo.

34 Entonces la nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. 35 Moisés no podía entrar en el tabernáculo, porque la nube se había posado allí, y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo.


36 Cada vez que la nube se levantaba del tabernáculo, el pueblo de Israel se ponía en marcha y la seguía. 37 Pero si la nube no se levantaba, ellos permanecían donde estaban hasta que la nube se elevaba. 38 Durante el día, la nube del Señor quedaba en el aire sobre el tabernáculo y, durante la noche, resplandecía fuego dentro de ella, de modo que toda la familia de Israel podía ver la nube. Eso mismo ocurrió durante todos sus viajes.


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